¿HABREMOS ENCONTRADO LA FUENTE DE LA JUVENTUD ? SEMANAL QUÉ PASA
Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha tratado de derrotar el curso natural del envejecimiento, siempre buscando la poción mágica que diera la eternal juventud.
La sangre, un tejido líquido que recorre el cuerpo, ha sido considerada por mucho tiempo como fuente de vitalidad y juventud. Incluso en las novelas de terror se encuentra este punto de vista, recordemos que los vampiros necesitan succionar sangre fresca para poder mantenerse activos y vivos, manteniendo la juventud eterna. En unos pocos años quizá será una realidad llevar a cabo algo análogo para evitar los efectos del envejecimiento y mantener la salud de nuestro cuerpo en niveles óptimos, evitando los cambios del paso del tiempo.
En dos estudios de diferentes centros reconocidos de Estados Unidos se investigó un factor de la sangre que es el responsable de mantener la juventud. Uno de tales estudios fue realizado por la Universidad de Harvard y el otro por la Universidad de Stanford en conjunto con la Universidad de California en San Francisco. En estos estudios se lograron revertir los efectos de la edad en los tejidos del cerebro, músculos y huesos de ratas de laboratorio. Esto gracias a una proteína, que se encuentra en la sangre de ratas y humanos por igual y es conocida con el nombre de GDF-11. Esta proteína es uno de los tantos factores de crecimiento y tiene un rol de diferenciación celular durante el desarrollo de un organismo. Gracias a este y otros tipos de proteínas un óvulo fecundado, después de dividirse, puede dar origen al gran catálogo de células en nuestro cuerpo.
Los investigadores al manipular este tipo de factor en ambos estudios, primero cayeron en cuenta de que GDF-11 se encontraba en mayores cantidades en la sangre de ratas jóvenes que en la de ratas adultas. Después de llevar a cabo inyecciones de esta proteína en varias ratas, se comprobaron mejoras en cuanto a su tono muscular, rendimiento físico, producción de neuronas y habilidad cognitiva.
El factor de crecimiento (GDF-11) parece lograr estas mejoras al incrementar la actividad de las células madre de los tejidos adultos. Incluso los adultos llevan dentro algunas de estas células, que tienen como fin reparar tejidos deteriorados. Sin embargo la actividad de estas células disminuye al pasar los años a causa de una acumulación de daños en su ADN. Los investigadores creen por sus observaciones en ambos estudios, que el factor GDF-11 también ayuda a reparar estos daños y de esta manera se obtiene una reparación de tejidos más eficaz. Tan eficaz que el aumento en la cantidad de este factor de crecimiento en la sangre lleva a que los tejidos de las ratas mayores se vean y funcionen como los de las ratas jóvenes.
Otros estudios, realizados en la Universidad de Harvard, en afecciones relacionadas con el envejecimiento y con enfermedades degenerativas neurovegetativas, cardiacas, musculares y otras, son consistentes entre sí, y respaldan la idea de que hay sustancias en la sangre que podrían ser importantes terapéuticamente, los investigadores no descartaron ninguna proteína sanguínea en particular. En su lugar, los investigadores se enfocaron en el plasma, la parte de la sangre sin células.
Este factor de crecimiento y diferenciación junto a otros que se encuentran en la sangre hace la base del tratamiento antienvejecimiento ( antiaging en inglés), basado en la terapia de células madres y el conocido plasma rico en plaquetas (PRP), que actualmente es la base de la terapias regenerativas o medicina regenerativa.
El obsesionado conquistador español Juan Ponce de León, que buscó la fuente de la eterna juventud en la Florida, nunca se imaginó que en realidad tal fuente se encontraba en su propia sangre.